Skip to main content

La brusca caída que ha experimentado el tipo de cambio del dólar desde julio del año pasado ha generado un impacto innegable en la economía nacional. Podrá ser que esta sea nuestra nueva realidad o solamente estemos pasando por una época de ajustes; indiferentemente hay que tomar medidas inmediatas para los sectores impactados.

Uno de estos, son las personas que ganan su salario en dólares. En junio del 2022 una persona que recibía un salario de US$1,000 podría comprar aproximadamente ¢684,000. Hoy, esos mismos dólares le alcanzaran para comprar ¢511,000.

En poco más de año y medio, la capacidad de compra en moneda local disminuyó para una gran parte de la población costarricenses en más del 25%: Antes tenía ¢100 para gastar, ahora solo tienen ¢75. Si no gana en dólares, imagínese el impacto que tendría su estilo de vida, si en menos de un año y medio le rebajaran una cuarta parte de su salario.

¿Qué opciones tienen los patronos ante este escenario?

No actuar es una opción, pero es una que implicará que la planilla actual en dólares será cada vez menos competitiva ante las otras empresas sedientas de su talento. Quienes compiten por capital humano saben que es un mercado durísimo y que la falta de acción a menudo lleva a la perdida de personas buenas, capacitadas y en los cuales se ha invertido tiempo en formación.

Otra opción sería colonizar la planilla que actualmente se paga en dólares, pero lleva a la pregunta del millón: ¿A cuál tipo de cambio?

Si fuera el más reciente, el empleado estará interiorizando una pérdida en poder adquisitivo en colones y tendrá que hacer las paces con la idea de que ahora ganará como salario base, una cuarta parte menos de lo que ganó hace menos de 18 meses.

Esta opción tiene el beneficio de “parar el sangrado”, es decir, si el dólar sigue bajando a como ha sido la tendencia, por lo menos se habrán aplicado los frenos de seguridad. La desventaja es que el tipo de cambio actual está en su punto más bajo en los últimos 5 años, por lo que, siendo la esperanza lo último que se pierda, quienes ganan en dólares estarán a la expectativa de que suba de vuelta a niveles un poco más armoniosos.

Otra alternativa un poco más salomónica es ofrecerle al empleado convertir su salario a colones, con el tipo de cambio al momento en que fue contratado. Es decir, si el día que se firmó el contrato laboral el tipo de cambio era de ¢595 por dólar, se usará ese monto de referencia para convertir de ahora en adelante los salarios a colones.

La ventaja que tiene esta opción es que ambas partes comparten el dolor, pero se le permite al empleado al menos tener la tranquilidad que su salario actual en colones no será más bajo que lo que obtuvo – en su equivalente en colones – en la primera quincena de su vida laboral con el patrono actual.

Tiene la desventaja que dependiendo de cuando la persona fue contratada, será el patrono quien cargue solo con impacto, como, por ejemplo, para una persona que firmó su contrato cuando el dólar estaba en lo más y mejor o en uno de sus picos. También es una opción que no funciona muy bien con personas que tiene muchos años en la planilla, pues el tipo de cambio se comportaba distinto en las épocas del fúsil de chispa.

Hemos visto que algunas empresas simplemente han decidido mantener la planilla en dólares, pero subirles el salario a sus colaboradores; como medida para contrarrestar el impacto actual del tipo de cambio. Esto, a mi criterio, es pedir matrimonio a los 15 minutos de la primera cita; nadie, absolutamente nadie tiene certeza de lo que pasará con la fluctuación del dólar y más adelante el patrono podrá quedarse con una obligación que no podrá pagar (sobre todo si factura en colones).

Hay también soluciones temporales: bonos por diferencial cambiario, beneficios no monetarios que le disminuyan los gastos a los colaboradores (teletrabajo, por ejemplo), etc. Lo importante en estos casos es, analizar la naturaleza de la compensación porque lo más común será que se deberá de considerar no solo dentro del cálculo de la Seguridad Social, sino también para el Impuesto al Salario, aguinaldos, liquidaciones, etc.

Puede ser que para algunos empleados y patronos la mejor solución sea colonizar su salario, para otros implementar bonos o inclusive, para algunos esperanzados, la mejor opción será echarle a la suerte y esperar que, en el futuro, el tipo de cambio les sonría. Lo que no se perdona, bajo ningún pretexto, es que sea la inercia quien tome la decisión por nosotros.

Manrique Blen

Director Centro América Auxadi

MBFO@auxadi.com